VENTAJAS DE LA BIOECONOMÍA
Valorización de los subproductos de la industria oleícola
Partiendo de la premisa de que el sector oleícola debe aplicar en su funcionamiento el concepto de las bio-industrias, al igual que muchos otros sectores productivos de la economía, para adaptarse a los nuevos tiempos. Los cuales, están caracterizados por un incremento del aprovechamiento de los residuos en busca de la total sustentabilidad. Es por ello que, una de las mayores ventajas que ofrece la bioeconomía es que permite la valorización de los subproductos de la industria oleícola. A continuación, te contamos un poco más acerca de este tema…
El mercado de los subproductos de la industria oleícola…
La legislación ambiental cada vez es más estricta en cuanto al cuidado y preservación del medio ambiente. Ya que es una preocupación generalizada las consecuencias que el cambio climático ha traído sobre el planeta y que inciden directamente sobre el olivar y otros productos agrícolas. Sin embargo, no todo es malo. Pues, esta preocupación ha dado paso a una serie de soluciones que permiten el máximo aprovechamiento de los residuos para la obtención de subproductos de la industria oleícola, entre los que destacan la energía.
Este aprovechamiento de los subproductos de la industria oleícola es posible, siempre y cuando las prácticas de cultivo sean sostenibles. También, se recalca el hecho de que los mismos son un proveedor de recursos energéticos renovables. Se trata, entonces, de un panorama actual que está plagado de oportunidades. Y es que, el olivar y sus industrias deben ir incrementando progresivamente la funcionalidad y la diversificando hacia otras actividades que estén relacionadas con el sector. Además, lo más sensato es valorizar los subproductos que se generan tanto en el campo como en las industrias almazaras y extractoras de aceite de orujo.
Beneficios de la valorización de los subproductos de la industria oleícola…
Vale la pena preguntarse cuál sería el beneficio que los agricultores obtendrían como consecuencia de la aplicación de este cambio que es seguro, pero gradual. A continuación, podemos considerar algunos aspectos:
Aprovechamiento industrial de los restos de poda: Aunque no representa prácticamente ningún ingreso para los agricultores, el objetivo es otro. Puesto que, la finalidad sería transformar estos residuos en astillas para comercializarlas con fines térmicos. Además, fomentar su uso focalizado en las almazaras. Todo esto, en pro de que sean aprovechadas energéticamente y mediante un proceso de gasificación logrando, así, obtener energía eléctrica y térmica para el consumo interno de las propias industrias.
Incremento de la eficiencia productiva de la almazara: Una vez que se dé por finalizada la recolección, dependiendo de la cosecha, se pueden implementar otras actividades como la producción de astilla normalizada, la generación de energía eléctrica y térmica o la obtención de biocombustibles sólidos. Los cuales, son normalizados a partir del hueso de la aceituna. Este tipo de energía puede llegar a ser comercializada directamente y sin necesidad de ser sometida a un proceso de secado y limpieza previo, es decir, con un menor valor añadido.
Reducción en los costes energéticos: Tal vez, el mayor beneficio que se obtienen de la valorización de los subproductos de la industria oleícola es la reducción del gasto energético y, por ende, de sus costos. Sobre todo, en lo que respecta a la energía eléctrica y térmica. De hecho, lo ideal y lo que establece la legislación en materia de autoconsumo eléctrico es que se consuma parte de la energía generada y se exporten los excedentes a la red, percibiendo por ello un precio.
Generación de nuevos ingresos: Éstos, se encuentran asociados a la venta de energía eléctrica. La cual, permite la generación de biocombustibles sólidos de calidad y productos de alto valor.
Reducción de la contaminación ambiental: Y es que, con la valorización de los subproductos de la industria oleícola se disminuyen los residuos y partículas contaminantes que son arrojadas a la atmósfera. Pues se da el máximo aprovechamiento de los gases de escape en motores alimentados con el gas que procede de la gasificación del orujillo.
En líneas generales, se tratan de un conjunto de ventajas que involucran una mejora de la competitividad directa del sector. Así como, en una serie de ventajas indirectas que están asociadas a un ámbito medioambiental. Tal es el caso de la reducción de las emisiones de CO2 gracias al uso de energía 100% renovable, como es la biomasa en este caso. Es por ello que, se hace necesario introducir la innovación en el sector oleícola y acometer a inversiones, que involucran un retorno favorable en el aspecto económico, financiero, laboral y, sobre todo, en lo que respecta al cuidado medioambiental.
Se trata, sin lugar a duda, de transformar los actuales retos del sector, que no son pocos y que son conocidos, en verdaderas oportunidades aprovechables dentro de lo que hoy en día se conoce como bioeconomía.